Definitivamente, las Navidades se le han hecho bola al Liverpool. Fue pasar la comilona del 24 de diciembre y la mañana del 25 probando los juguetes nuevos, y los jugadores reds desconectaron de la Premier. Dos empates y una derrota, en los que apenas han marcado un gol, hablan de un pobre bagaje para un equipo que no es ni mucho menos el que se paseó por la liga la temporada pasada. Con la derrota de hoy ante el Southampton, revelación del 2020 y un grandísimo equipo, se queda empatado a puntos con el Manchester United, que ha jugado un partido menos. El trono de la Premier, en bandeja de plata para su enemigo más íntimo.
Y todo a pesar de que los saints se adelantaron a los 3 minutos y el marcador ya no se volvió a mover en todo el encuentro. Para evaluar el estado real de los reds, basta con saber que el que quedó retratado antes de la fenomenal vaselina de Ings fue Alexander-Arnold, que debe haber cometido errores de este calado dos o tres veces en toda su carrera.
Este resultado, más allá de que el Manchester United pueda arrebatarle el liderato, puede provocar que se vea además atropellado por el pelotón de cabeza. El Leicester, con los mismos partidos, está a un punto, mientras que Southampton, con las mismas jornadas, Tottenham y Everton, con una menos, y City, con dos, están a cuatro.