En el vestuario siempre produce cierto desencanto cuando se confirma la lesión de un jugador, desencanto que pasa a preocupación cuando se trata de una recaída y que deriva directamente a la psicosis cuando se producen en tan corto periodo de tiempo. En el último mes se han desencadenado tres recaídas en el vestuario del primer equipo que han dejado un poso de honda preocupación en el seno del club.
Primero fue Sergi Roberto, que tras lesionarse el 21 de noviembre ante el Atlético de Madrid del recto femoral de la pierna derecha, con un pronóstico inicial de dos meses, regresaba el pasado 31 de enero ante el Athletic jugando unos minutos en la segunda parte. Al siguiente partido, esta vez como titular, en Copa ante el Granada, el canterano aguantaba sólo 50 minutos en el campo tras volverse a romper en el recto femoral. Ahora mismo lleva un mes de baja y todo apunta que le quedan dos o tres semanas más como mínimo.
La siguiente recaída se consumaba con Ronald Araújo. El central uruguayo sufrió un esguince de grado dos en el tobillo izquierdo el pasado 7 de febrero ante el Betis, con un pronóstico de tres semanas. Intentó volver antes de tiempo, nueve días después de la lesión, para el partido de ida de la Champions ante el PSG, pero los médicos acabaron descartando su presencia así como también la posibilidad de infiltrarlo. El pasado sábado regresaba para jugar unos minutos ante el Sevilla, pero se tuvo que retirar tras notar un pinchazo en el tobillo izquierdo. Ahora mismo es baja y no tiene un plazo marcado de regreso.
Y el último a sumarse a esta nefasta lista ha sido Gerard Piqué. El central sufrió a finales de noviembre una grave lesión en la rodilla derecha, con un diagnóstico inicial de esguince de grado tres del ligamento lateral interno, con afectación del cruzado posterior. Tras descartar pasar por el quirófano y recuperarse en un tiempo récord, reapareció el pasado 16 de febrero ante el PSG en la Champions. A partir de aquí su evolución estaba siendo muy positiva, pero desafortunadamente el miércoles su rodilla derecha no aguantó más. Las pruebas constataron un esguince de grado dos en el mismo ligamento que se lesionó hace unos meses. Una nueva recaída que sumar a este triste historial.
Esta situación ha abierto las dudas sobre los actuales servicios médicos del club y sus protocolos de recuperación. Evidentemente, las prisas y las ansias del jugador por regresar cuanto antes para ayudar al equipo son contraproducentes en muchos casos, pero también es cierto que los servicios médicos están demostrando desajustes preocupantes. El último episodio, con el diagnóstico erróneo a Pedri, han dejado muy tocada la credibilidad de los galenos: tras las pruebas diagnosticaron una elongación en el sóleo de la pierna izquierda, descartando al jugador para el partido de Copa ante el Sevilla, pero fueron desmentidos 24 horas después, tras constatar que se trataba sólo de un golpe en el nervio ciático, tal como desveló ‘Catalunya Radio’, pudiendo entrenar al día siguiente, entrar en la lista y jugar como titular.
Parece claro que el regreso de Lluís Til al frente de los servicios médicos del primer equipo este verano no ha podido cubrir la baja de Ricard Pruna, que decidió abandonar el club por desavenencias flagrantes con los responsables de la gestión de los servicios médicos.