Es difícil encontrar a un jugador que celebre con más rabia un gol como lo hizo Denis ante el Granada. Precisamente, en su peor faceta (llevaba más de dos años sin ver puerta) el mediapunta se redimió en Balaídos en uno de los momentos más delicados de su carrera deportiva. El conflicto con el presidente Mouriño, su mal comienzo de temporada, la pérdida de la titularidad… Demasiados factores para agachar la cabeza. Denis la levantó con un tiro cruzado que da al Celta su primera victoria con público en el estadio vigués. Lo hizo además en el tiempo de descuento, en la última jugada, cuando el partido era una histeria colectiva.

Después de más de una hora de aburrimiento, con un partido plano en el que un defensivo Granada conseguía bloquear a un Celta plano, el colegiado instaló la locura con un penalti más que discutible en el que Duarte y Maximiano se lesionaron en un choque fortuito. Pese al dolor, el meta se quedó en el césped para detenerle la pena máxima a Aspas y crear así la parada del cojo, lo nunca visto. Esa parada decisiva de Maximiano, la concentración infinita de la zaga nazarí y la ausencia de ideas locales daban a Moreno el punto que fue a buscar a Balaídos. Si bien su once no parecía tan defensivo, la propuesta fue un insulto al Cruyffismo que tanto promulga.

El caos se instaló en los últimos momentos de manera trepidante. Después del penalti fallado, el Celta rozó el gol con un gran disparo lejano de Galán que Germán logró desviar lo justo para que no acabara en la red. Y el descuento ya fue esquizofrénico. Dituro aportó su dosis habitual de héroe con una doble parada imposible. Frenó a Soro primero y a Suárez después, a bocajarro. Balaídos le rindió pleitesía. Y prácticamente en la jugada siguiente llegó el éxtasis a Vigo con el gol de Denis. De la parada del cojo al tanto del desahuciado. Un partido de locos que deja a Robert Moreno en estado crítico.